Los pequeños infiernos del poeta

“Una crítica a la Unión Soviética sólo la puede hacer un antisoviético. Una crítica a China sólo la puede hacer un antichino. Una crítica al Partido Comunista Salvadoreño sólo la puede hacer un agente de la CIA. Una autocrítica equivale al suicidio”. (Lógica Revi, Poemas clandestinos)

Después de 24 años, el asesinato de Dalton sigue sumido en el misterio. “Enfoques” quiso romper el silencio que han guardado los ex miembros del ERP. El resultado no fue el más feliz.

Ernesto Mejía
Redactor de Enfoques

"Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre, porque se detendría la muerte y el reposo..." El ruego contenido en el poema "Alta hora de la noche" es encarecido.

Pero en aquel mayo, la muerte hizo caso omiso del conjuro del poeta. Seguramente, su esposa lo nombró —no una, sino muchas veces— y aún así la muerte no se detuvo. Siguió, implacable, por las tierras áridas de El Playón, haciendo lo suyo e ignorando los ecos tristes que provenían de su familia en Cuba.
                                                                       

Era el año de 1975, la izquierda latinoamericana se debatía desde hacía unos años en la metodología a seguir para alcanzar el poder. Y Roque Dalton, que entre tanto coleccionaba exilios, había regresado al país en diciembre de 1973. Cargaba a cuestas dos encarcelamientos y una condena a muerte; de ambas había escapado de milagro.

También traía un premio Casa de las Américas y suficientes criterios políticos —aprendidos por su paso por la Europa del este y Cuba— como para juzgar los caminos que se le pretendían imponer a la revolución salvadoreña.

En aquellos años, el terreno ya estaba fértil para la lucha armada, de la cual era partidario Dalton. Ansioso como estaba de cambiar la situación política del país, buscó contactos y se anexó al incipiente Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que compartía la misma ideología insurgente.

El disidente “pequeño burgués”

El poeta, sin embargo, no tenía una visión miope de la insurrección. Según su hijo Juan José, su padre entendía que "la guerra en el país no podía ser sólo una expresión armada, sino que necesitaba de la incorporación de varios sectores a la lucha". Su organización, en cambio, entendía la lucha, única y exclusivamente, desde una visión militarista.

Cuando el poeta comenzó a exponer sus ideas, las dudas surgieron en la dirigencia del ERP. Su vida no era el paradigma de un guerrero —Dalton amaba trasnochar y beber— y venía de estar nueve años en el exilio, lo que en el ERP equivalía a nueve años de aventura contaminados de teorías "revisionistas" y, además, no provenía de un ambiente puramente "proletario".

Otro de los líderes que comandaban el ERP, en esos momentos, Joaquín Villalobos, no es mencionado en el comunicado. Sin embargo, su participación en el hecho es innegable y él mismo se la declaró a Juan José, en una entrevista que este último le hizo en 1993.

El antiguo comandante le aseguró que él sabía de antemano que las acusaciones eran inciertas. Según Villalobos, en ese momento tenían un pensamiento tan dogmatizado que no sabían a quién echarle la culpa de los problemas internos. En definitiva, un "error de juventud".

La hora de la purga

Entonces, según Juan José, lo capturaron junto a Pancho (seudónimo de Armando Artiga, otro miembro del ERP) y los encerraron en una casa del Barrio Santa Anita.

Sin haberles seguido un juicio formal, y de acuerdo a una investigación realizada por la ONUSAL a petición de la familia, los verdugos asesinaron a los acusados en la misma casa y se los llevaron a un terreno cerca de El Playón, donde los enterraron.

La investigación agrega que los animales desenterraron los cuerpos y cuando fueron descubiertos, un juez de Paz los dio como desconocidos y los aventaron a un barranco.

Juan José no cree esta última parte. Un juez de Paz, en lugar de aventarlos a un barranco, tendría que haberlos enterrado como desconocidos.

Los cabos sueltos en torno al caso continúan. Nadie sabe los pormenores de los días transcurridos en aquella casa clandestina de Santa Anita, ni del "juicio" que se les llevó a cabo a los acusados. Los ex miembros del ERP mantienen su voto de silencio.

"Enfoques" trató de comunicarse con tres antiguos líderes del ERP: Jorge Meléndez, Ana Guadalupe Martínez y Eduardo Sancho. Sin embargo, sus diversas ocupaciones —en el caso de los dos primeros— no les permitieron hablar con nosotros.

De poeta guerrillero a “Poeta meritísimo”

Sin darse cuenta, aquel Día de las Madres de 1975, el ERP ayudó a construir uno de los mitos más fuertes que este país ha tenido: el poeta, inmolado por sus propios compañeros de célula, sería a la postre uno de los literatos salvadoreños más reconocidos por el mundo de las letras internacionales y por los intelectuales de la izquierda nacional.

Dos años después de asesinarlo, el ERP caería en la cuenta que habían creado un mártir: "fue la inmadurez de nuestra organización [...] la que nos llevó al error de ejecutar a Dalton y, lo que es peor, haberlo convertido en la bandera de los inconsecuentes y de los burócratas intelectualistas pequeño burgueses" (Prensa Comunista, octubre de 1977).

En El Salvador, por la opción ideológica de Roque Dalton, su obra tardó más tiempo en reclamar del Estado el valor literario que le pertenecía.

El director de la editorial del Estado —Dirección de Publicaciones e Impresos (DPI)—, Miguel Huezo Mixco, cree que "los vientos de reconciliación han contribuido en alguna medida a que la obra de Dalton comience a ser aceptada y reconocida en sectores que antes lo veían como el exponente de un pensamiento estrictamente rebelde e inconveniente". Ahora, "la obra de Dalton puede ocupar el lugar que le corresponde".

Sin embargo, el hijo menor del literato, Jorge, piensa que su padre todavía no es lo suficientemente estudiado. "Yo te puedo asegurar que mi padre es más conocido en Cuba que aquí", resume.

Su otro hijo, Juan José, entiende que el proceso es lento: "en El Salvador y Centroamérica, Roque Dalton es cada vez más un lugar común y no como se apreciaba hasta hace poco: el poeta guerrillero. Ahora además de haber sido guerrillero ha cobrado su verdadero peso como poeta de la Nación".

Las autoridades de Educación consideran ya a la "Ventana en el rostro" como un texto básico. UCA Editores, que desde 1976 ha publicado ocho libros del autor, ha vendido 61 mil 707 ejemplares. Además, Roque Dalton fue nombrado "Poeta meritísimo", por la Asamblea Legislativa en 1998.

Pero para los descendientes hace falta más.

Ahora la familia trabaja en crear la Fundación Roque Dalton que tendrá como objetivos promover la investigación de la obra e incentivar el intercambio cultural internacional.

Con todo esto, la obra de Dalton parece, después de dos décadas de asesinado, despojarse de la proscripción que le fue impuesta y acercarse a los caminos del oficialismo estatal.