Invocación

    Andábamos amando las viejas oropéndolas,
    buscandoi establecidas mariposas
    entre las sederías insondables,
    aportando la voz para cubrir el llano originado
    en el dolor universal del hombre.

    El pueblo ahí, difuso, a las espaldas,
    como un presentimiento de inquietudes ingratas,
    como una agrupación de estímulos
    de los que se podía prescindir sin ensuciarse.
    El pueblo ahí.
    Nosotros con los ángeles.

    Padre Anastasio Aquino, descorredor de velos;
    matador de prejuicios, padre Anastasio Vida;
    padre Anastasio Pueblo, violador de la noche:
    llegastes desde el centro de la historia,
    desde el origen de la historia,
    desde las proyecciones de la historia,
    a colocarnos la verdad entre la garganta y vocación,
    a colocarnos la verdad en la esperanza
    como una hostia feraz, roja y gigante,
    plena de amor al hombre matinal
    que habremos de construir para la dicha.

    Padre de la patria.
    Comandante de la patria.
    Corazón rebelde de la patria.
    Honor, decoro, altiva dignidad, puño gigante
    de la patria:
    que se encarne en nostros tu figura antigua;
    que aparezca de nuevo tu manera silvestre
    de reclamar la dicha;
    que en cada pan haya un recuerdo de tu esencia;
    que en cada día nuevo los muchachos
    entonen la plegaria absoluta de tu nombre;
    que se agigante tu voz en las ciudades estériles;
    que se lancen tus flechas milenarias
    para marcar la frente de los nuevos traidores
    y que tu ejemplo altivo
    haga hallar el camino a los poetas cobardes.
    Que se incendien los campos y los pueblos
    al recordar la altura de tu sangre de izquierda,
    y que todos los nuevos,
    los campesinos sólidos, los obreros en pie,
    los que que estudiamos para el pueblo,
    nos aunemos ardorosamente
    en las jornadas agitadas de la lucha
    y terminemos de construir tu gran mañana.

                             
                               
    ( ...La ventana en el rostro )