Taberna y Otros Lunares

Un tributo diferente a Roque Dalton

Adda Montalvo Redactora de Eco

Es una taberna diferente... con muchos lunares, con sillas viejas y roídas con botellas de vino. Con puertas ya sea de madera recubiertas con tuza y fotos de Roque, con puertas de automóviles viejos, con excusados apenas esbozados con objetos... En fin, ``lunares'' porque a usted le surge una sensación de extrañeza al confrontar estos objetos.

Los creadores de esta Taberna son Milton Doño, Mario Noel Rodríguez y José Mario Henríquez, tres ``hacedores de cultura'' de la vida nacional.

Pero ¿por qué Taberna? Simplemente, porque ``Taberna y otros lugares'' escrito por Roque Dalton durante su estadía en Praga, Checoslovaquia, es, según los tres expositores, el libro más importante de Dalton en la década de los 70s.

Y estas ``instalaciones'', montadas en la Fundación María Escalón de Núñez, son un tributo a Dalton, pero un tributo no al político, sino al artista. Una celebración del nacimiento del poeta, pues si Dalton estuviera vivo cumpliría 63 años. ``Roque está más vivo que nunca, Roque no está muerto, nadie lo ha matado'', afirma Noel Rodríguez.

``Roque era terrible''

``Llamamos lunar a aquel que es metido, raro, que está allí de lunar y por eso quisimos hacer una exposición como `lunarito' a Roque'', dice Milton Doño.

Y si va adentrándose a esta exposición, se va a topar con mosquiteros dando vueltas en las aspas de los ventiladores de techo, un vídeo original de Dalton en Casa de las Américas (Cuba), proyecciones de slides alusivas a la exposición.

Pero los objetos no están colocados tan estáticamente como en un museo, pues cuando menos siente está tapando la proyección de slides o se distrae su atención porque todo ocurre simultáneamente. Pero ese es el objetivo, porque lo ``que queremos es causar confusión'', dice Doño.

Nada está construido ``por gusto'', cada objeto, cada instalación es algo simbólico, porque cada una representa alguna imagen que Dalton reflejó en ``Taberna y otros lugares''. Son recreaciones de fragmentos de Roque, añadió Henríquez.

Pero la intención de los expositores es que cada espectador lea los símbolos en cada ``instalación''. Instalaciones que son efímeras, como explicó Henríquez, porque una vez deshechas no volverán a ser igual.

Pero para dar una pista, hay algunos objetos que podrían llevar el nombre de ``El carrito de la historia''.

Si usted visita ``Taberna y otros lunares'' puede tocar, puede caminar entre las ``instalaciones'', confundirse y confrontarse con ellas, captar las bromas negras hasta los mensajes políticos. En fin una propuesta de hermanar corrientes distintas del arte. Ese es el principal propósito de estos autodenominados ``lunares''.