No te pongas bravo, poeta...
La vida paga sus cuentas con
tu sangre
y tú sigues creyendo que eres un ruiseñor.
Cógele el cuello de una
vez, desnúdala,
túmbala y haz de ella tu pelea de fuego,
rellénale la tripa majestuosa, préñala,
ponla a parir cien años por el corazón.
Pero con lindo modo, hermano,
con un gesto propicio a la melancolía.
Uca Editores 1993
Un Libro Levemente Odioso