El sitio exacto
La Roca Donde Roque Murió
Por: David Escobar Galindo.
(Este reportaje fué publicado en la
Prensa Grafica de El Salvador,
el 28 de septiembre 1997 )
UNA CITA CON EL DESTINO |
Era
a comienzos de 1995. Estaba yo desayunando en el restorán del Hotel
Crowne L as Américas, de la ciudad de Guatemala, cuando alguien
se acercó a mi mesa. Me abordó por mi nombre, diciéndome
que era Jorge Salazar, chileno, y que había trabajado algunos años
en la ONUSAL.
Estaba entonces en MINUGUA, y lo que me dijo me sorprendió y me
conmovió: --Yo fui el encargado de hacer la investigación
sobre la muerte de Roque Dalton, en 1993, por parte de ONUSAL; y quiero
transmitirle a usted algunos detalles importantes del caso; muy especialmente
a usted. Le dije que Enrique ter Horst, quien fuera jefe de ONUSAL y muy
buen amigo, me había pasado una copia del escalofriante Informe.
Y Jorge Salazar me aclaró: -- Ese fue un resumen; hay tres
o cuatro trabajos resultantes de la investigación; de todo eso me
gustaría hablar con usted ...
Quedamos en vernos en San Salvador, cuando él viniera; o en Guatemala,
cuando yo fuera. Ya al despedirnos, porque yo me regresaba al país
aquella misma mañana, me puntualizó: -- Quiero, sobre todo,
indicarle donde ocurrió la muerte ...
Entre aquella fecha y estos días de 1997 hubo comunicación
entre nosotros. Yo estaba profundamente interezado en el punto, e hice
todo lo posible para que coincidiéramos. Jorge me había prometido
unos documentos que no encontró entre sus papeles; pero quedaba
pendiente la visita al puesto. Al fin, en algún momento de 1996,
una vez que él iba ya de regreso a Guatemala, nos juntamos para
visitar el sitio. Llegamos, pero el terreno es escarpado y agreste, y Jorge
no llevaba los zapatos adecuados. Apenas vi de lejos el lugar a través
de una alta malla ciclón
La cosa quedó para después, y en cierta forma me resigné
a sólo tener un señalamiento general de la ubicación.
Pero el pasado 17 de septiembre, Jorge Salazar me llamó para decirme
que estaba en San Salvador, ahora en una misión de Amistía
Internacional, y que muy pronto dejaría Guatemala para irse definitivamente
al Perú, en otro trabajo internacional. Me sugería que el
sábado 20, cuando él fuera hacia Guatemala, hiciéramos
el reconocimiento "in situ", tantas veces postergado.
Así ocurrió. Jorge Salazar también es compositor,
arreglista y cantante, faceta que yo no le conocía. Mientras nos
dirigíamos hacia la zona de Quezaltepeque donde Roque Dalton fué
muerto y semienterrado, escuché unas bellísimas canciones
de Jorge, emparentadas estéticamente con los ritmos y melodíasde
la Nueva Trova cubana. Me impresionó una en especial, llamada "Angola",
cantada por Jorge, que escribió la música, con palabras del
joven letrista cubano Fran Delgado. La letra habla de las experiencias
de un combatiente cubano en africa, al regreso de todas sus aventuras.
Sentí que esta música, en las circunstancias en que la oía,
guardaba un simbolismo. A Roque de seguro no le hubiera disgustado aquella
canción, de camino a la visita al último paraje que vio sobre
la tierra.
FUE EL " MILAGRO DE LA ROCA " |
Sobre la carretera que conduce a Santa Ana, un poco más adelante de las instalaciones militares de ocupara durante el conflicto el Batallón Atlacatl, está a la derecha el desvío del Sitio del Niño, en un ramal hacia Quezaltepeque, Nejapa y Apopa. Son lugares bien conocidos por mí, desde la remotaedad (perdón por el neologismo inventado) de la infancia. La adusta y calurosa naturaleza de toda esa zona, que hacia el norte se extiende hasta Guazapa, Aguilares y Potrero Grande, ya en los lindes de Chalatenango, se enfatiza muy cera del Sitio del Niño con el aspero testimoni oscuro y pétreo de la lava del Quezaltepec, expelida en su erupción de 1917, hace justamente ochenta años, apenas. La fuerza de la exuberancia climática, sin embrago, ha ido ivadiendo el destierro de piedra con vegetación estoica, y , últimamente , con pequeñísimas viviendas miserables, signo quemante de la penuria popular. En un pequeño espacio, que es una hoya ( joya, diríamos los salvadoreños ) con grandes árboles, hay un cementerio campesino; y, al verlo, como ante otros semejantes, siempre me he preguntado: ¿Reconocerán los muertos esta sencilla quietud, sin mausoleos himillantes?
Seis kilometros y medio desde el desvío del Sitio del Niño, en esa dirección oriente hacia Quezaltepeque, y unas doscientas varas después de la entrada al autódromo El Jabalí, hay, en el lado izquierdo de la carretera, una entrada de tierra Va en descenso, y de inmediato hay que cruzar la vía del tren, que aún se usa en este tramo. Se llega pronto al Pozo de la ANDA, y el camino sigue hacia la derecha, cruzandio por todo este cacerio que se llama "Milagro de la Roca ". Un vecino del lugar me explica después que el camino concluye en una pedrera. En realidad, todo por aquí es el imperio de ;a ppiedra, pese a que el invierno haga prosperar los verdes poderosos aun entre las durezas hieráticas del tereno.
Rodeando el Pozo de la ANDA hay un alto
cerco de pilastras de cemento provisto de malla ciclón. Las enredaderas
silvestres lo han cubierto casi en su totalidad, y, en esta época
del año, apenas se distingue lo que hay detrás. Lo que hay
es un terreno escaso, franqueado al fondo por un paredón también
de piedra. El cerco de malla se cierra en el costado oriental de dicha
prominencia, dando la inmediata sensación de lo inaccesible. Nos
detenemos sobre la calle, en la esquina del cerco, a unos pocos metros
de las instalaciones de la ANDA, y Jorge me indica de nuevo --porque la
primera, como dije, estuvimos aquí mismo, pero fue imposible el
acceso -- que hay que escalar la pendiente, en busca del sitio en que el
cerco se cierra sobre la piedra, en la parte más alta. Es cuestión,
entonces, de entrar en terreno ajeno, sin permiso. Qué le vamos
hacer.
Luego de subir y bajar, entre matorrales tupidos y sobre un lecho de piedra
volcánica suelta y rodadora, estamos en el lugar del crimen . Ahí,
enmedio, hay un promontorio mediano, también de roca.. Contra ese
promontorio ajusticiaron a balazos a Roque Dalton y al obrero de seudónimo
"Pancho", aquella madrugada del 10 de mayo de 1975. Los llevaron
vivos, y ahí los mataron. Alguien había abierto una fosa
en un espacio un poco más bajo, a la izquierda, junto a lo que es
hoy un arbolito cuya identidad no descubrí. Hay algo más
de tierra en ese espacio, pero aun así no es posible cavar a mucha
profundidad. Por eso fue que los dos cadaveres quedaron semienterrados,
según las investigaciones de la ONUSAL. Los pies casi a flor de
piel atrajeron el instinnto devorador de los animales, y eso llamó
la atención de algunos lugareños, en aquelos días
menos numerosos que hoy.
Según los testimonios disponibles,
que Jorge me relata, los cadáveres fueron desenterrados por los
lugareños, y puestos de pie, ya en el rigor mortis que presentaban,
contra unos árboles. Se avisó a la Guardia NAcional, que
llegó con el Juez de Paz. Dentro de las prácticas irregulares
de la época, que era la terrible etapa previa al conflicto, simplemente
fueron a dejar los restos en una hondonada cerca de ahí, al otro
lado de la calle, cubriéndolos con ramas. Allí, según
lo que se sabe, los perros hicieron lo que faltaba para sellar aquel tenebroso
crimen con la marca de la inverosimilitud macabra.
Desde entonces, en el transcurso de veintidós años, el entorno
se ha poblado, pero el sitio exacto del ajusticiamiento -- que según
sus autores llamaron eufemísticamente "fusilamiento" ---
sigue igual.
EL TRABAJO DE LA ONUSAL |
En
estos días el pequeño terreno rodeado por el paredón
y por la malla está sembrado de maíz Por el tiempo del año,
ya el maíz maduró, y las matas se hallan secas y dobladas
en porceso de tapisca. Mientras recorremos palmo a palmo el espacio, le
pregunto a Jorge por su trabajo de investigación Me repíte
datos que ya me ha referido. Hay un denso velo misterioso alrededor de
este crimen No es para menos. Una de las víctimas está entre
las figuras estelares de la poesía latinoamericana de esta segunda
mitad del siglo. Pensándolo de pronto, se me hace patente el profundo
sentimiento de indefensión ante casi cualquier avatar. La violencia
rompe tan fácilmente las membranas materiales del espíritu.
No puede tocar la esencia del espíritu -- que en un poeta es su
propia poesía -- pero si es capaz de segar una conciencia, de liquidar
una voz, de cortar un destino ....
Los datos sobre el lugar y el momento de la muerte de Roque Dalton no los
proveyeron los autores intelectuales. Esos se han escondido en las sombras,
tratando de huir del reflector histórico Fue alguien que estuvo
en el grupo de los que condujeron a Roque desde San Salvador hasta este
sitio, el que dio las primeras pistas. Vive -- o vivía en 1993,
cuando la investigación --- en Suecia. Por él se conoció
de la persona que abrió la fosa. Me dice Jorge que es un hombre
más bien bajo de estatura y de grusa constitución, a quien
le faltan algunos dedos de una mano, pues era encargado de explosivos en
el grupo guerrillero. En 1993, vivía en Ciudad Segundo Montes. El,
sin saberlo de antemano, cavó la fosa de Roque. E identificó
el sitio.
Un testimonio |
Doy vueltas por el lugar, conturbado por
una sensación que no puedo definir. Hay en este sitio la mezcla
de lo inhóspito y lo familiar. El aire fresco de la mañana
invernal mueve apenas las resecas estructuras dobladas del maíz.
Ahí, adentor, están las mazorcas con su fuerza nutritiva.
Y esas mazorcas han crecido pese a la amenaza inminente de la roca volcánica.
En los restringidos espacios donde la tierra ha encontrado acomodo ha podido
nutrirse también el maíz..